(Valle del Cauca, Cauca y Nariño)
Manifestación incluida en la LRPCI y en la LRPCH en 2010
Las músicas de marimba y los cantos tradicionales del Pacífico sur de Colombia recogen, en sus melodías y ritmos, la herencia africana de una manifestación cuya fuerza ha sobrevivido por generaciones, para convertirse en parte sustancial de la identidad de los pobladores de las selvas de esta región del país, para quienes la música es el lenguaje con que habla el espíritu.
Las músicas de marimba y los cantos tradicionales del Pacífico sur de Colombia son uno de los pilares sobre los que se ha construido, a lo largo de los siglos, la identidad de pobladores de ríos y selvas de los departamentos de Nariño, el Cauca y Valle del Cauca. Desde hace generaciones se mantiene viva la tradición de bailar y cantar al ritmo de bundes, currulaos y jugas, ocasiones en que hombres y mujeres entremezclan sus papeles con el conjunto musical para recrear los ritmos tradicionales vinculados a la marimba, un instrumento de tablillas de madera de chonta afinadas con la agudeza del oído del lutier y el conocimiento de las técnicas ancestrales. EI conjunto, por supuesto, no está completo sin los guasás, un tipo particular de maraca que suenan como agua de río cayendo entre las manos, y los cununos, o tambores que, golpeados con las manos, hacen palpitar el ambiente.
Las interpretaciones musicales atienden, principalmente, a cuatro momentos que cubren un amplio espectro del espíritu afro: alegres currulaos que acompañan actividades como comer, beber, jugar y narrar historias en medio de la fiesta; sacros arrullos que organizan las mujeres para rendir culto a los santos; melancólicos alabaos para cantarles la tristeza a los muertos con voces puras a capela, y chigualos extáticos que tanto celebran como lamentan la muerte de un niño, cuya alma pura va al cielo directamente para proteger a los que se quedan.
Esta manifestación de la cultura afrodescendiente del Pacífico sur hace parte del día a día de las comunidades y es fundamento de su identidad, a pesar de los embates históricos que ha sufrido, unas veces por persecución directa a tradiciones otrora consideradas paganas, ahora por la globalización como fuerza homogeneizadora de las tradiciones culturales que seduce a muchos jóvenes y hace que se diluya en la memoria el sentido de estas prácticas.